Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha dado a conocer este miércoles los nombres de los mayores «depredarores» de la libertad de prensa en 2016, una lista que forman 35 sujetos, la mayoría jefes de Estado o de Gobierno, como el venezolano Nicolás Maduro y el turco Recep Tayyip Erdogan, aunque figuran también grupos armados, entre los que destaca Estado Islámico.
Según la propia RSF se trata de «una oscura galería de retratos» de políticos, líderes religiosos, grupos armados y organizaciones terroristas, algunos de los cuales «causan estragos desde hace años, e incluso décadas», mientras que otros son de reciente incorporación.
«Estos depredadores son los que más pisotean la libertad de prensa y cometen las peores atrocidades contra los periodistas, sin que se les moleste», ha dicho el secretario general de Reporteros Sin Fronteras, Christophe Deloire.
Sus técnicas son de lo más «diversas», según denuncia la ONG. «Algunos torturan y asesinan valiéndose de sus brazos armados, otros llevan a cabo detenciones masivas o arbitrarias, mientras que los más usan métodos indirectos: se valen de leyes antiterroristas, del delito de lesa majestad, o se sirven de la asfixia financiera», ha explicado.
RSF ha subrayado que «la lista no es exhaustiva», sino que quienes figuran en ella son «los que más se han distinguido entre 2015 y 2016». Por ello, Deloire, en el Día Mundial contra la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, ha reclamado la designación de un representante especial en Naciones Unidas «a fin de romper este ciclo infernal de impunidad».
Casi todos los integrantes de esta lista criminal son jefes de Estado o de Gobierno, en su mayoría africanos, aunque destaca igualmente la presencia de líderes de Oriente Próximo y de Asia, con tan solo unos pocos ejemplos americanos y europeos.
Erdogan, que ostenta el título de «depredador de la libertad de prensa» desde 2009, se ha destacado este año por la purga que ha emprendido tras el fallido golpe de Estado del 15 de julio, que también ha tenido como víctima a los medios de comunicación y sus trabajadores.
«A Erdogan no le gusta la prensa o, más bien, solo le gusta cuando es sumisa, dócil y lo alaba», afirma RSF. «Persigue a todas las voces disonantes armado con una legislación antiterrorista de tan amplio espectro que permite todos los abusos», además controla casi todos los grandes grupos mediáticos, sobre todo televisiones, ha apuntado la ONG.
«Ya en 2015 el balance de Turquía era muy oscuro en materia de libertad de prensa: ese año fueron interrogados 120 periodistas y al menos 19 periodistas y dos caricaturistas fueron condenados por ‘insulto al jefe de Estado'», pero el estado de emergencia declarado tras la asonada militar «le dio la oportunidad de llevar a cabo una redada sin precedentes» contra los informadores y cerrar más de cien medios.
El presidente ruso, Vladimir Putin, figura desde el año 2000. Obsesionado por el control, de acuerdo con RSF, ha sacado adelante un paquete de «leyes liberticidas» que «criminalizan la protestas y restringen el campo de la libertad de expresión», que combina con «un diluvio de propaganda».
«La atmósfera se vuelve rápidamente asfixiante para aquellos que cuestionan la nueva vulgata patriótica y neoconservadora o que, simplemente, buscan defender el periodismo de calidad», ha lamentado RSF. Ahora hay cuatro periodistas encarcelados. «La situación de la libertad de expresión es la peor (…) desde la caída de la URSS», ha afirmado.
En África destaca la inclusión en 2015 del presidente burundés, Pierre Nkurunziza, como «depredador». Ello se debe a que el año pasado «emprendió una intensa campaña de represión contra los medios de comunicación, empezando por los que cubrieron el intento de golpe de Estado» lanzado para impedir su tercer mandato consecutivo.
«Actualmente la mayoría de los periodistas burundeses se ha exiliado a Ruanda, donde carecen de medios para ganarse la vida», ha denunciado RSF. Las más perseguidas son las radios de Buyumbura, la capital, que permanecen cerradas.
Su homólogo sursudanés, Salva Kiir, también aparece porque «cinco años después de la independencia de Sudán del Sur la libertad de prensa se encuentra en un estado deplorable en el país». Para RSF, Kiir «no esconde su ambición de dirigir el Estado de una manera extraordinariamente autoritaria» y «sus tendencia tiránica se exacerbaron con el conflicto que lo enfrenta al ex vicepresidente Riek Machar desde 2013».
Otro de los nombres es el del presidente de Eritrea, Isaías Afeworki. «Cualquier indicio de protesta se considera un ataque a la seguridad nacional» y la prensa privada ya no existe, «solo sobreviven los medios de comunicación del Estado», alerta RSF.
El presidente sirio, Bashar al Assad, «se ha ganado a pulso el título de enemigo» de la prensa. Antes de que comenzara la guerra civil, en 2011, la información «estaba estrictamente controlada por el poder», pero «ha empeorado terriblemente después». «Desde entonces, cientos de periodistas han sido atacados, detenidos arbitrariamente o torturados», ha alertado RSF.
Ya en Asia, destaca el líder norcoreano, Kim Jong Un. «Solo existe una manera de ser periodista en Corea del Norte: hacer propaganda», ha denunciado la ONG. Los medios de comunicación extranjeros están prohibidos y «nadie tiene acceso a Internet». «Por cometer una falta de ortografía en el nombre de Kim Jong Il (padre del actual mandatario), un periodista pasó tres meses en un campo de reeducación», ha señalado.
En América, RSF ha apuntado a Maduro. «No le gustan los medios de comunicación independientes y para hacerlos callar ha utilizado todo tipo de técnicas: sus amigos han comprado medios de comunicación, (…) ha usado una ley que criminaliza cualquier contenido que cuestione la autoridad constituida legítimamente y se sirve de la escasez de papel para reducir la circulación de la prensa escrita», ha explicado.
Si bien estos son los mandatarios más relevantes este año, completan la lista el cubano Raúl Castro, el chino Xi Jinping, el tailandés Prayut Chan Ocha, el congoleño Joseph Kabila, el ruandés Paul Kagame, el sudanés Omar Hassán al Bashir, el zimbabuense Robert Mugabe, el ecuatoguineano Teodoro Obiang, el egipcio Abdelfatá Al Sisi, el iraní Alí Jamenei, el saudí Salmá bin Abdulaziz, el azerí Ilham Aliev, el kazajo Nursultán Nazarbayev y el bielorruso Alexander Lukashenko, entre otros.
En este apartado destaca la presencia del Estado Islámico, cuya barbarie «no conoce límites en los territorios que controla en Siria, en Irak, en Libia y en Afganistán. «Desde 2014 al menos tres periodistas extranjeros han sido decapitados en Siria; decenas de periodistas y colaboradores de medios de comunicación han sido asesinados en Siria e Irak; y cerca de 20 periodistas y colaboradores de medios iraquíes y sirios han sido tomados como rehenes, ha recordado RSF.
La ONG ha mencionado también a los huthis porque «desde que tomaron el control de Saná (capital yemení) y de la mayor parte del país los ataques a la prensa se han vuelto innumerables».
Entre los grupos armados «depredadores» de la libertad de prensa se encuentra el cártel mexicano de Los Zetas, «capaz de cometer todo tipo de actos violentos para imponer su ley», lo que hace de México «el país más peligroso del continente para los periodistas».
Aparecen asimismo los terroristas de Al Shabaab en Somalia, los talibán en Afganistán y Pakistán y la secta islamista Ansarulá Bangla en Bangladesh.