Una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de la primera mitad del pasado año divulgaba que casi el 12% de los ciudadanos culpaba a los periodistas de la crispación existente en la sociedad. No es un consuelo que atribuyeran el 54% de la culpa a los políticos porque lo que demuestra es que la visión que tienen del periodista dista de contar con la confianza que nos gustaría de los destinatarios a los que servimos. Lo más grave de ello es que pone en evidencia el contagio que sufre el periodismo por la desinformación y la polarización política, que mina nuestra credibilidad y nos pone en medio del fuego cruzado entre los grupos políticos. Nuestra obligación pasa por actuar con decisión para lograr una regeneración ética y garantizar el derecho a la información.
Por eso, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), con motivo de la celebración de la festividad del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, pone el acento en la necesidad de primar el periodismo veraz, riguroso y ético como la mejor arma para recuperar la confianza y derrotar a los adalides de la demagogia y la intoxicación. La desinformación se ha convertido, junto a la precariedad laboral, en uno de los males de mayor magnitud con que se enfrenta la profesión en estos tiempos de convulsión política. Socava la democracia y si la prensa no encabeza la lucha contra ella y el mal uso de las redes sociales, se facilitará la manipulación de la ciudadanía y los ataques a la libertad de prensa. Solo fortaleciendo la independencia y el control crítico de los poderes trasladando una información que permita forjar la opinión de los ciudadanos se recuperará la confianza.
Por eso, abogamos por un periodismo digno, una forma de ejercer la profesión, en la que tienen que involucrarse periodistas y editores, cumpliendo ambos, por igual, las normas éticas y deontológicas de nuestra profesión. En la Declaración de Santander, proclamada en la asamblea celebrada en mayo de 2022 en la capital cántabra en el centenario de la creación de la FAPE, se resaltaba el compromiso de luchar contra esta situación. En ella reclamamos que cesen los ataques a la prensa y a los periodistas, desarrollados en algunos casos mediante campañas de acoso en la redes para acallar las voces críticas; deploramos que determinados partidos hayan hecho dejación de su obligación de proteger el derecho constitucional a la información veraz y hayan optado por imponer vetos al libre ejercicio del periodismo y rechazamos las ruedas de prensa sin preguntas, la pervivencia de la ley mordaza, los vetos al acceso a la información, los señalamientos, los insultos y agresiones a periodistas, el requerimiento de fiscales y jueces para revelar fuentes y las querellas abusivas de partidos y empresas para frenar investigaciones periodísticas.
Ante eso, insistimos en que se hace imprescindible que los periodistas apliquemos los valores reflejados en nuestro código deontológico, fomentando la búsqueda de la verdad y arrojando luz sobre hechos que se quieren ocultar, la separación de opinión e información, el control independiente de los poderes para exigirles cuentas y el respeto de los derechos. En ese sentido, denunciamos los ataques al libre ejercicio del periodismo como los señalamientos de periodistas; acoso online, especialmente a las mujeres, para amedrentar, presionar y acallar; discriminación de medios y de periodistas excluyendo en las ruedas de prensa o briefings a aquellos que se tachan de críticos; intentos de imponer preguntas; ruedas de prensa sin preguntas…
Estas restricciones atentan directamente contra el libre ejercicio del periodismo y la pluralidad de medios y fuentes e impiden que los periodistas podamos garantizar plenamente el derecho constitucional a ser informado de forma veraz y rigurosa, realizando nuestra tarea principal de preguntar, investigar y denunciar los abusos cuando se producen. El pluralismo de los medios es una condición indispensable para el buen funcionamiento de las sociedades democráticas.
Desde la FAPE también alertamos de la precariedad laboral que vive el sector, en el que se siguen produciendo recortes de plantilla y de salarios y que ello lleva a la pérdida de independencia. Desde la FAPE, seguiremos denunciando esta situación y demandando a los editores que adopten medidas para mejorar las condiciones laborales y salariales y refuercen las redacciones. Difícilmente se podrá hacer un periodismo de calidad si persiste esta situación.
La FAPE defiende un periodismo que cumpla su misión de servicio público buscando y difundiendo informaciones veraces, verificadas, contrastadas, contextualizadas y sujetas a las normas de nuestro código deontológico. Un periodismo que permita distinguir los hechos de las invenciones y la verdad de la mentira, Toda información que se aleje de estas premisas degrada la profesión y da argumentos a aquellos que consideran la libertad de prensa como un obstáculo a suprimir.