La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) advierte de la previsible avalancha de noticias y datos falsos que se registrarán en las próximas elecciones generales, municipales autonómicas y europeas e insta a los periodistas y a los medios a que refuercen la verificación de las informaciones y la comprobación de las mismas con fuentes fiables para contrarrestar este hecho. Así lo señala la Declaración de Albacete, que se ha aprobado por asentimiento en la LXXVIII Asamblea General que hoy ha celebrado la Federación.
En esta Declaración, la FAPE también exhorta a los periodistas a promover un periodismo hecho con rigor, honestidad y ética para recuperar la confianza de los ciudadanos; a las plataformas digitales a que incrementen las inversiones en nuevas herramientas a fin de detectar y parar las noticias falsas; a los políticos a que no utilicen mentiras para ganar votos; y a los editores a reforzar las redacciones, mejorar las condiciones laborales y salariales de sus redactores y aplicar medidas que acaben con la brecha salarial y los obstáculos que impiden la promoción de las periodistas
LA DECLARACIÓN DE ALBACETE DICE:
«Las citas electorales de abril (generales) y de mayo (municipales, autonómicas y europeas) suponen un reto formidable para los medios y los periodistas, en un contexto de fuerte polarización política y bajo la amenaza de las noticias falsas que vienen afectando a los comicios que se han celebrado en los últimos años en Europa.
Estas elecciones coinciden con un tiempo en el que crece la desconfianza hacia las instituciones y hacia los medios y se acepta, por el contrario, lo que circula, sin verificar ni contrastar, por los nuevos canales de comunicación, sobre todo cuando coincide con los ideales, creencias y prejuicios de los receptores, aunque sean noticias falsas o manipuladas.
Las redes, que ya son la principal fuente de información en el mundo, están jugando un papel fundamental en la distribución de noticias falsas, sin que las medidas que están adoptando las tecnológicas hayan podido frenarlas del todo.
Esta erosión del concepto de verdad no es ajena al hecho de que los medios de comunicación han perdido el control de la información y los periodistas tienen cada vez menos recursos, peores sueldos, más precariedad, más trabajo y menos tiempo para investigar, verificar y contrastar, factores clave para luchar contra la desinformación.
Pese a todo, solo el periodismo de calidad, basado en dichos factores, puede combatir con eficacia la desinformación que acosa a nuestras sociedades.
Las noticias falsas suponen un grave riesgo para la democracia porque en su mayor parte atacan los valores en que aquella se fundamenta: la igualdad, la diversidad, la lucha contra la violencia de género, los derechos humanos, la tolerancia, la no discriminación por razones de raza, religión o sexo, el estado del bienestar, las libertades.
El objetivo de los promotores de las noticias falsas es crear un ambiente en el que crezcan las teorías conspiratorias, se incite al odio, se deje de respetar al adversario y se cierren las puertas del diálogo para dar paso a la imposición de las ideas por la fuerza.
La lucha contra las noticias falsas debe librarse en varios frentes pero es en el político donde la responsabilidad es mayor, ya que una mentira pronunciada por un líder tiene mucha más trascendencia que la emitida por un ciudadano cualquiera.
Sin haber empezado la campaña electoral, ya estamos comprobando que los datos falsos se suceden en algunas declaraciones de los políticos.
En este marco, la Asamblea de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España reunida en Albacete aprueba la siguiente declaración:
-Instamos a los periodistas y a los medios a que refuercen la disciplina de la verificación y de la comprobación con fuentes fiables ante la previsible avalancha de noticias y datos falsos que se registrará en estos comicios.
-Reclamamos a las plataformas digitales que incrementen las inversiones en nuevas herramientas a fin de detectar, parar y desmontar con la mayor celeridad las noticias falsas.
-Instamos a los líderes políticos a que no utilicen la mentira y los datos falsos para ganar votos, y mucho menos que fomenten el odio hacia los que no comparten sus ideas.
-Rechazamos rotundamente los vetos al libre ejercicio del periodismo y los obstáculos a nuestra tarea básica de control de los poderes , teniendo siempre presente que quien sale perjudicado con tales censuras es también el ciudadano, al que se priva de su derecho constitucional a la información.
-Instamos a que se supriman los bloques electorales y se deje a los profesionales de la información decidir los contenidos libremente sin barreras o presiones que atenten contra el libre ejercicio del periodismo.
-Reclamamos a los medios y periodistas que promuevan la tolerancia y el respeto mutuo como vías de entendimiento entre los líderes políticos para fortalecer conjuntamente nuestro sistema democrático y encontrar soluciones consensuadas a los problemas que preocupan a los ciudadanos.
-Animamos a los periodistas a salir del cerco al que quieren someternos las redes y a trabajar con firmeza e independencia en la recuperación de la agenda noticiosa mediante informaciones veraces, verificadas, contrastadas con fuentes fiables y respetuosas con las normas deontológicas que rigen nuestra profesión.
-También les exhortamos a promover un periodismo hecho con rigor, honestidad y ética, única manera de recuperar la confianza de los ciudadanos y de garantizar su derecho a la información.
-Exhortamos a los editores a que refuercen las redacciones, mejoren las condiciones laborales y salariales de los periodistas, incluida la remuneración equitativa por derechos de autor, y apliquen medidas que eliminen la brecha salarial entre hombres y mujeres y los obstáculos que impiden la promoción profesional de las periodistas.
-Recordamos que el ejercicio libre del periodismo es un pilar indiscutible de los sistemas democráticos y que todo intento de limitarlo es una invitación al autoritarismo y a la imposición de las ideas por la fuerza. Sin periodismo no hay democracia».