La filósofa valenciana Adela Cortina ha recibido esta mañana el II Premio Palabra en el Palacio de Fuensalida de Toledo. En el acto, Cortina ha asegurado que «adulterar las palabras es un delito contra la humanidad, porque nos impide tender puentes entre las personas. Por eso es preciso trabajar por las buenas palabras y el buen diálogo».
La filósofa ha agradecido a la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y a la Fundación César Egido Serrano, convocantes del galardón, un reconocimiento «que se propone propiciar la buena convivencia, la tolerancia y la justicia en nuestras sociedades a través del medio más propiamente humano, más propiamente nuestro: la palabra».
Adela Cortina ha hablado de la esencialidad de la palabra para resolver los problemas surgidos de la convivencia eludiendo el mal de la violencia. «La palabra es el mejor capital humano para construir sociedades justas, en el nivel local y global. Cuando lo demás falla –como decía el poeta Blas de Otero- nos queda la palabra».
Sin embargo, ha añadido, no cualquier diálogo conduce a una auténtica comunicación, para lograrlo tiene que cumplir con unas condiciones. «Y en tiempos en que la posverdad y los bulos se aceptan como medios legítimos para conquistar el poder y ejercerlo, cuando se tienen por normales las mentiras y la demagogia, se están prostituyendo las palabras en provecho personal y grupal».
En ese sentido, contra la proliferación de las noticias falsas, Adela Cortina apuesta «por un periodismo profesional, que tenga muy en cuenta la meta que legitima y da sentido a la actividad periodística: ayudar a aumentar la libertad de las personas, ofreciendo informaciones contrastadas, opiniones razonables e interpretaciones plausibles, distinguiendo entre información y opinión, y posibilitando la libre expresión de los profesionales y la ciudadanía».
La tolerancia es el lema de esta segunda edición del galardón, cuyo jurado, compuesto por los periodistas Nemesio Rodríguez, Lucía Méndez, Carmen del Riego, José Oneto, Alfonso Sánchez y Juan Cruz decidió proclamar ganadora a Adela Cortina «por su extraordinaria contribución, con su obra y su palabra, al fomento de la convivencia, la tolerancia y la justicia, y por su constante defensa de la dignidad y los derechos de las personas», según consta en el acta.
Cortina «no solo es una entusiasta de las palabras como vehículo de entendimiento, sino, que, además, es capaz de inventarlas». Acuñó el término «aporofobia» (odio al pobre), ha recordado en su intervención el presidente de la FAPE, Nemesio Rodríguez, que ha explicado que para la filósofa la creación de esa palabra no es un fin en sí mismo. «Lo que pretende es que se acabe precisamente con la aporofobia».
Rodríguez ha afirmado que el imperio de las palabras, es decir la mayor circulación mundial inmediata de palabras de la historia (ya preconizado por García Márquez en 1997), está aquí impulsada por la revolución digital con un enorme impacto en la humanidad para bien y para mal: Nos ha permitido una difusión sin límite de la información, pero parte de esa facilidad de viaje universal de las noticias, de las ideas, de las ideologías, está siendo utilizada por todos aquellos que quieren reducir al mínimo el poder de la palabra.
«Lo hacen los líderes que abusan de la palabra para desinformar; y lo hacen los que vociferan con discursos de odio: odio al diferente, odio a los inmigrantes, odio a las mujeres, odio a los homosexuales, odio a los que profesan otra religión, odio a los periodistas y a los medios. Discursos intolerantes que, en opinión de Adela Cortina, están causando un daño irreparable», ha dicho el presidente de la FAPE.
No obstante, según Nemesio Rodríguez, no debemos perder la esperanza mientras haya personas como Adela Cortina, decididas a utilizar el poder curativo de la palabra para luchar contra los atropellos a los derechos que sostienen nuestra Constitución. «Dignidad, respeto, empatía, democracia, tolerancia, igualdad, diálogo, derechos humanos, libertades, justicia, solidaridad, inclusión, son algunas de las palabras que forman parte del acervo ético de nuestra galardonada».
Cortina ha recogido el Premio de manos de Emiliano García Page, quien ha mostrado su convencimiento respecto a que este galardón es «un canto a la definición de la palabra en tanto que diálogo con intención de alcanzar la paz. Aquí venimos a hablar en positivo del uso de la palabra «.
El presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha dicho que valora, y mucho, hablar claro, y que el hecho de tener o no tener palabra «es la clave de la confianza y la autoridad que se le otorga a la clase política».
Para García Page, es importante que celebremos la palabra y, en concreto, la palabra en castellano, porque la castellana es una de las culturas que ha tenido más importancia a lo largo de la historia y «no está en decadencia, sino todo lo contrario. Lo demuestran 572 millones de hispanohablantes».
En el acto también ha intervenido César Egido, presidente de la Fundación César Egido Serrano, quien ha resaltado que el Premio Palabra es uno de los actos que más sentido le dan a su Fundación, entidad que «apuesta por la necesidad del diálogo y la palabra como herramienta fundamental contra la violencia», como único recurso para acabar con los conflictos armados.
Egido ha destacado, como otra de las claves que mantienen la Fundación que preside, la celebración del Día Internacional de la Palabra, una iniciativa que ha sido acogida en todos los rincones del mundo, y ha recordado los diez años de existencia que celebra el Museo de la Palabra.
SOBRE EL PREMIO
El Premio Palabra está dotado con 10.000 euros y busca reconocer a personas o instituciones, nacionales o extranjeras, que se hayan destacado, a través de la palabra, en fomentar la convivencia, la justicia o el desarrollo social y cultural, bien a través de los medios de comunicación o de cualquier otro medio de difusión.
En la primera edición (2017) la ganadora fue Lilian Tintori, esposa del político opositor venezolano Leopoldo López.
SOBRE LA GALARDONADA
Adela Cortina estudió Filosofía en Valencia, en cuya universidad es catedrática de Ética y Filosofía Política desde 1987, y en las universidades de Múnich y Fráncfort. En 2008, fue la primera mujer que ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Es directora de la Fundación para la Ética de los Negocios y las Organizaciones. Está en el Patronato de Intermón-Oxfam, la Fundación Lilly o la Escuela Europea de Humanidades, y es colaboradora de la Agenda Latinoamericana.
Su trabajo académico ha sido reconocido con diversos doctorados Honoris Causa y ese reconocimiento se ha extendido a nivel social con diversos premios como el Internacional de Ensayo Jovellanos y el Nacional de Ensayo.
Ha publicado más de una veintena de libros y más de 250 artículos.
Adela Cortina siempre ha defendido, en la teoría y la práctica, una ética comprometida con la tarea de construir una sociedad justa y que se ha convertido en un auténtico referente en el mundo de habla española.