En su carrera, Pedro J. Ramírez ha dado tantos giros como la política española moderna. El que fuera joven director del periódico pro libertades civiles Diario 16 en los años 70, fundó después el conservador El Mundo, que se convirtió en portavoz de la élite política que gobernó España en su despertar tras 40 años de dictadura. Ahora acaba de lanzar El Español, uno entre los muchos nuevos medios que, como la joven generación de políticos que están surgiendo en el país, retan al poder establecido que afirman se ha convertido en sinónimo de amiguismo y corrupción.
«Queremos influir en la política a través de la sociedad, que no creamos que la corrupción es algo que cae sobre nosotros» afirma Ramírez, de 63 años, en unas bulliciosas oficinas en las que 72 periodistas apuestan por periodismo de investigación. La crisis más dura de la economía española desde 1975 ha allanado el camino para el que algunos ven como un cambio en la sociedad que podría reflejarse en el resultado de las elecciones generales del 20 de diciembre.
La crisis y el aumento de la pobreza han puesto el foco en un amiguismo de muchos años en los círculos políticos y de negocios, subrayando las deficiencias de un lento sistema judicial. Además, los escándalos de corrupción han erosionado la confianza en el gobernante Partido Popular (PP) y en los socialistas, con los que durante años se han alternado en el poder, lo que ha ayudado a la emergencia de partidos como Ciudadanos -afín a los mercados- o Podemos, de postulados de izquierda. Aunque el PP debería beneficiarse en teoría de los primeros brotes de recuperación económica, las elecciones de este año por primera vez tendrán cuatro contendientes y probablemente deriven en alianzas para gobernar.
Las encuestas muestran que los medios «tradicionales» han sufrido una pérdida de confianza similar durante la crisis, cuando han resurgido preocupaciones sobre el exceso de politización de Radio Televisión Española o sobre la excesiva influencia de los grandes anunciantes, incluido el Gobierno, en los endeudados periódicos. «Hay una segunda transición política, social, económica y también tienen que estar los medios», dijo Braulio Calleja, cofundador de bez.es, una web que quiere publicar seis reportajes en profundidad al día sobre temas como corrupción a reforma constitucional.
Pero páginas web como El Español o bez.es no están sólo intentando mostrar sus credenciales para un periodismo independiente. Algunos están haciendo campaña a favor de las profundas reformas que defienden algunos de los partidos que están ganando terreno. Ramírez tiene incluso un manifiesto que incluye transitar hacia un sistema de voto más proporcional, similar al alemán; dar a los jueces más independencia e incluso cambiar la jornada laboral, más larga que en otros países pero menos productiva y con una larga pausa para comer.
El veterano director es en muchos aspectos un exponente cuestionable de esta nueva tendencia en España, sobre todo porque ha estado muy estrechamente relacionado con la vieja guardia de los medios de comunicación y la política. Es un personaje que provoca división, que ha sacudido a muchos líderes con sus exclusivas pero que también ha provocado controversia con la investigación de El Mundo sobre si ETA estaba detrás de los atentados de 2004 en Madrid, al igual que defendían algunos teóricos de la conspiración próximos al PP incluso después de que las investigaciones judiciales condenasen a los miembros de una célula islamista.