Frente a las amenazas de las presiones, la precariedad y la crisis interna del oficio, la presidenta de la APM abogó por el rigor y la veracidad en el ejercicio periodístico, durante la 76 edición de los Premios APM. En ella fueron galardonados Joaquín Estefanía, Ana I. Gracia, José María Olmo, Pilar Cebrián y Pedro Blasco.
Como viene siendo habitual, un año más, la Real Casa de Correos de Madrid acogió la entrega de los Premios APM de Periodismo 2014, que alcanza su 76 edición, celebrada el 16 de septiembre y en la que se dieron cita numerosos periodistas. Carmen del Riego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), que presidió el acto junto con Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid (CAM), subrayó la importante labor profesional de los periodistas, quienes, “en momentos tan difíciles como los actuales, no dejan de hacer lo que debería ser el único fin que nos moviera en el ejercicio de la profesión: informar”.
Antes de comenzar la entrega de los premios, la presidenta de la APM se acordó especialmente de los periodistas Ángel Sastre, Antonio Pampliega y José Manuel López, retenidos en Siria “por hacer lo que es nuestra pasión, nuestro deber: contarle a la gente lo que pasa sin importar las presiones, las circunstancias adversas o la guerra”. Del Riego confía “en una resolución favorable de la situación”. Recordó también que Sastre fue galardonado hace cinco años con el Premio Larra, con el que la APM distingue al mejor periodista joven del año.
Carmen del Riego, presidenta de la APM, durante su discurso. Las amenazas de las presiones, la precariedad y la crisis interna, la presidenta de la APM reivindicó el periodismo de calidad, el que defiende la verdad por encima de todo. Del Riego citó a Peter Oborne, excorresponsal político del “Telegraph”, quien en su carta de dimisión aseguraba que “si los grandes periódicos permiten que las empresas influyan en sus contenidos por miedo a perder sus ingresos publicitarios, la democracia en sí misma está en peligro”.
A las presiones políticas y económicas se suma la crisis interna del oficio, que “nos hace preguntarnos quiénes somos y cuál es nuestro papel”. Del Riego señaló que “los periodistas no podemos decir cualquier cosa, ni siquiera lo que pensamos; tenemos que explicar lo que piensan los demás o lo que pasa a nuestro alrededor”. Por último, advirtió de la actual carencia de maestros en las redacciones: «Nadie enseña en las redacciones a los nuevos periodistas cómo se hace el periodismo”.