El presidente de la FAPE aboga por las ayudas a la prensa para asegurar su supervivencia como servicio esencial. Insta también al Gobierno que impulse la alfabetización mediática para afrontar con una mejor preparación la oleada de desinformación que sufre el mundo.
En un encuentro virtual organizado por Nueva Economía Forum, Rodríguez señaló que la fusión de algunos medios, el cierre de otros y los despidos de periodistas son previsibles consecuencias tras la crisis que ha causado la Covid-19.
«Entramos en una nueva etapa de incertidumbre en nuestra profesión, que ya quedó muy tocada en la pasada recesión, y que se va a agravar cuando se cierre la posibilidad de seguir con los ERTES en las empresas informativas», afirmó.
Moderado por el presidente de Nueva Economía Forum, José Luis Rodríguez, el encuentro digital analizó la situación de la profesión y las consecuencias de la decisión del Gobierno de crear un Comité para luchar contra la desinformación.
El responsable de la FAPE ha estado acompañado en el debate por el director general de la Asociación de Medios de la Información (AMI), Ramón Alonso, y por los periodistas Fernando González Urbaneja y Carmen del Riego.
Al abordar el estado de la profesión, Ramón Alonso señaló que los medios se verán obligados a llevar a cabo ajustes ante la crisis causada por el desplome de la publicidad, pese al elevado crecimiento de las audiencias durante esta pandemia.
Ante la difícil situación que atraviesa la profesión, el presidente de la FAPE ha asegurado que su Federación respaldará todo plan de ayudas a la prensa con la única condición de que se mantengan los puestos de trabajo, ya que «apoyar a la prensa es apoyar a la democracia».
«No entiendo cómo el Gobierno nos ha considerado un servicio esencial durante la pandemia y ahora se muestra reticente a aplicar un plan de ayudas a la prensa que asegure la supervivencia de la que es uno de los pilares de las democracias», dijo.
Respecto a esta cuestión, Carmen del Riego, expresidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), ha mostrado su preocupación por el riesgo de que esas ayudas a los medios supongan un coste grande en libertad de información, aunque las considera imprescindibles para evitar la desaparición de muchos de ellos.
Nemesio Rodríguez ha destacado el trabajo llevado a cabo por los periodistas en los últimos meses, durante los que han afrontado la cobertura de la pandemia «con un gran espíritu de sacrificio y garantizando el derecho a la información de los ciudadanos».
Todo ello a pesar de que tuvieron que enfrentarse a nuevos retos como el teletrabajo que, «para ellos, es frustrante», les obliga a trabajar más que nunca, sin horarios, y ha acabado con lo que significa estar en una redacción: «debatir sobre periodismo».
Una situación que, para Ramón Alonso, es algo provisional. «Creo que cuando pase todo esto volveremos a las redacciones, aunque algunas ventajas del teletrabajo se mantendrán» y, de cara al futuro convenio del sector, «habrá que tener en cuenta el nuevo escenario».
Según el presidente de la FAPE, el principal problema al que se enfrenta el periodismo «es que la tremenda polarización política que vive nuestro país se ha trasladado a los medios».
«Hay que volver al núcleo del periodismo, a la separación nítida entre información y opinión, a contrastar la información y a respetar los derechos de terceros: a la intimidad, al honor, la presunción de inocencia, a la rectificación…».
En el encuentro también se ha analizado la política de comunicación llevada a cabo por el Gobierno durante la pandemia «muy mal enfocada», según Rodríguez, a la hora de gestionar las ruedas de prensa diarias en Moncloa.
«Advertimos a Moncloa que el malestar entre los periodistas estaba creciendo por el modelo virtual en el que era el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, el que seleccionaba y hacía las preguntas y les propusimos que valoraran la posibilidad de modificar el sistema».
Se negaron inicialmente al cambio, pero aceptaron hacerlo y se implantó un modelo mejorado que «no es el ideal porque el ideal es presencial: asistir a las ruedas de prensa y poder preguntar y repreguntar».
Otro de los temas debatidos ha sido el anuncio, por parte del Gobierno, de la creación de un Comité para luchar contra la desinformación.
Nemesio Rodríguez ha señalado que es una disposición poco meditada, con algunos contenidos que dejaban en el aire la posibilidad de imponer límites a la libertad de información.
«El procedimiento peca de poca claridad y mucha ambigüedad, dice más por lo que calla que por lo que expresa, e incluso ha suscitado opiniones divergentes sobre si supone limites o no a la libertad de información entre miembros del Gobierno».
La desinformación es uno de los problemas más graves que tienen hoy en día las democracias, ha dicho. «La lucha contra la desinformación debe ser colectiva, no solo de los periodistas o de los gobiernos, sino también de los políticos, de las plataformas digitales y de los ciudadanos en general».
Para Rodríguez, «el Gobierno, en lugar de pensar en comités, debería pensar en la alfabetización mediática, que es imprescindible desde edades tempranas», por ello la FAPE ha propuesto la implantación de una asignatura sobre ese asunto en la ESO.
Por su parte González Urbaneja ha planteado la posibilidad de que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre la orden para luchar contra la desinformación, aunque las organizaciones profesionales de periodistas no pueden solicitarlo.
«Creo que la orden tiene muy poco recorrido, pero lo grave de este asunto es lo que revela de lo que tienen en la cabeza los señores que están en la Moncloa en el tema de la libertad de información», dijo el ex presidente de la FAPE y de la APM.
Preguntado si la FAPE es partidaria de la regulación o de la autorregulación ética, Rodríguez manifestó que la Federación ha apostado desde hace años por la autorregulación a través de la Comisión independiente de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo.
«El problema es que los medios no tienen mucho interés en promocionar la Comisión. A ninguno le gusta ser acusado de vulnerar el Código Deontológico», añadió.
Respecto a la situación que vive RTVE, Rodríguez la ha calificado de «escandalosa», «un fracaso de la política y de la democracia» y «un desprecio a la enorme profesionalidad que hay en esa casa», y ha subrayado que «mientras los políticos no cedan en su pretensión de manejar los medios públicos, no se va a solucionar la exigencia de independencia y pluralidad que demanda la sociedad».
En relación a las grandes plataformas digitales, el presidente de la FAPE ha pedido que no se olviden los derechos de autor de los periodistas cuando se logre implantar la generalización del pago por los contenidos.
«Hay que poner coto a que las plataformas sigan usando los contenidos de calidad para obtener cuantiosos ingresos y no compensen a sus generadores, es decir, los medios y los periodistas», dijo.