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El director fundador de POLIS, un think-tank de la London School of Economics (LSE), Charlie Beckett, ha afirmado que las noticias falsas o ‘fake news’ son «una gran oportunidad» para que los medios transparentes y dignos de confianza demuestren su valía.

«Nunca seremos capaces de erradicar noticias falsas, pero los medios de comunicación y los expertos podrán promocionarse como la alternativa saludable», ha declarado Charlie Beckett en la Fundación Ramón Areces en Madrid, donde participa en unas Lecciones Magistrales que se celebran bajo el lema ‘La comunicación y los medios en una era de transformación tecnológica’.beckett

Para este asesor de diferentes organizaciones, en la actualidad hay muchas más oportunidades para el ciudadano de crear y compartir contenidos. «Es mucho más fácil para cualquiera crear marcas, plataformas o canales para expresar sus puntos de vista. Con toda esta abundancia se vuelve aún más importante que haya especialistas creíbles, expertos y confiables que trabajan en los medios de comunicación para ofrecer una alternativa a las falsas noticias, la desinformación y la propaganda», ha asegurado.

En este sentido, cree que «las redes sociales nunca reemplazarán a los editores de los medios tradicionales». «Esta figura será cada vez más importante para arbitrar la información y el debate. Habrá una demanda creciente de profesionales que creen contenido y que ayuden a los ciudadanos a encontrar la información que necesitan», ha subrayado.

Preguntado sobre el futuro del periodismo político, Beckett considera que este prosperará si demuestra que «está del lado del ciudadano y si puede proporcionar informes y análisis éticos, informados y atractivos».

Por su parte, el director de Investigación del Media and Communications Department de la LSE, Damian Tambini, ha explicado que «Facebook y Google están asumiendo parte del poder que disfrutan los medios tradicionales, pero no los están reemplazando», y ha agregado que, a través de múltiples campos, se les pide que asuman el papel de censores, ya sea de discurso de odio y terrorismo, o de infracción de derechos de autor.

«El problema es que no están asumiendo ninguna de las responsabilidades éticas que se insertaban en la profesión periodística, y nuestras actuales leyes y conceptos del derecho de la competencia y los derechos fundamentales aún no se han ajustado. Existe una oportunidad de cambiar esto hacia el interés público y proteger al público de nuevas formas de propaganda y manipulación, pero no hay ninguna garantía de que vayamos a controla esto», opina.