Las “buenas noticias” provenientes de fuentes oficiales, como instituciones públicas o privadas, empresas, gremios y otras organizaciones no siempre son tan buenas como parecen. Por ello, los periodistas no debemos asumir de antemano que estas son ciertas y conformarnos, sino tenemos que buscar qué hay detrás de estas, consultar a otras fuentes involucradas en el tema, analizar e interpretar la información y leer entre líneas.
Un post en Rrkarpel.com nos recuerda qué pasa cuando los reporteros se conforman con la información que les brindan instituciones. El último domingo, Angie Goff, de News4 NBC Washington, publicó una noticia aparentemente positiva de la Asociación de Productos Frescos de América:
“¿Te encantan los tomates? Si te gustan, tenemos buenas noticias para ti. Los EE.UU. y los productores de tomate de México llegaron a un acuerdo tentativo, en virtud del cual México puede elevar el precio mínimo de los tomates vendidos en los EE.UU, lo que debería ayudar a los productores estadounidenses a mantener su competitividad”.
Sin embargo, detrás de esta noticia hay un grave problema, pues el gobierno mexicano ha tenido que sucumbir a las presiones del gobierno de los Estados Unidos para que le exija a los agricultores mexicanos que eleven los precios de sus tomates, después de que la administración de Barack Obama les cerró el mercado para proteger sus intereses comerciales.
Según Reuters, México exporta cerca de 1,9 mil millones de dólares en tomates a Estados Unidos cada año y, según la industria, sus ventas han sido impulsadas porque los productores de Florida no han seguido el ritmo de las nuevas técnicas de cultivo que producen tomates sabrosos.
Este es solo un ejemplo de lo que los periodistas encontramos a diario. Por ello, no solo debemos verificar lo que nos dicen sino recordar que una buena noticia para unos puede ser mala para otros y que debemos tratar de conseguir dos o más posiciones con respecto a un mismo tema.