El Ayuntamiento de Barcelona y la Associació de Dones Periodistes de Catalunya (ADPC) han publicado un protocolo sobre la cobertura de las noticias sobre de la prostitución y tráfico de seres humanos con finalidades sexuales en los medios de comunicación.
En su presentación este viernes, la concejal de Mujer y Derechos Civiles, Francina Vila, ha asegurado que el documento pretende sentar las bases sobre el tratamiento de la mujer en noticias de esta índole: «Queremos que el protocolo no sea un documento para las bibliotecas sino que se utilice y sirva».
«Hay que establecer complicidades con los medios de comunicación porque no dejan de ser altavoces de esta realidad», ha añadido.
El decálogo incluye once recomendaciones sobre el tratamiento informativo y cuatro propuestas para fomentar el uso adecuado del lenguaje cuando se trabaja con información relacionada con prostitución, explotación sexual y tráfico de seres humanos.
En este sentido, pide explicar la variedad de causas que llevan a las mujeres a prostituirse –voluntariamente o por obligación– y mostrar las relaciones de poder y desigualdad de género que se produce en su ejercicio.
También recomienda dar voz a las mujeres que ejercen la prostitución y hacer visible a los clientes y a las personas que se lucran con esta actividad sin utilizar eufemismos como ‘empresario’.
El documento se ha elaborado a partir del análisis de 416 piezas informativas del periodo 2008-2012 de varios medios y que ha detectado falta de contexto y referencias a fuentes directas, tendencia al sensacionalismo y asociación entre prostitución y delincuencia.
Pese a este panorama, la consejera del Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC), Yvonne Griley, ha asegurado que la información de sensibilización se ha duplicado desde 2008 y que cada vez las noticias incluyen más fuentes calificadas.
La vocal del Col·legi de Periodistes Núria de José ha afirmado que la asociación trabaja para adecuar su código deontológico a esta realidad, y ha añadido que «las recomendaciones no tienen sentido si no hay organismos reguladores que velen para que no se pasen líneas rojas».
El protocolo, que se ha editado en formato revista y postal, ha sido redactado con la participación de varios medios de comunicación y entidades.