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Este es el panorama que dibuja el último informe presentado ayer en Washington por Freedom House, una organización independiente aunque financiada en un 80 por ciento por el Gobierno estadounidense. Desde sedes repartidas por todo el mundo, sus analistas elaboran los estudios y listados internacionales sobre libertad de prensa más citados desde su creación en 1972.

 En una escala en la que los países más restrictivos obtienen más puntos, España sumó 28 en 2013, de los cuales 14 se explican por las trabas impuestas por el poder político, 8 por condicionantes económicos y 6 por limitaciones legales a la libertad de informar.

 «España sigue siendo un ‘país con libertad de prensa’ pero está muy cerca de ser un ‘país con libertad de prensa parcial’. De hecho, es un debate que este año hemos tenido por primera vez. Aunque al final no lo hicimos, nos planteamos seriamente bajar a España de categoría (donde se encuentran naciones como Argelia, Guatemala, India o Mongolia)», dice a El Confidencial la directora del programa, Karin Deutch Karlekar. «Es preocupante el empeoramiento constante que hemos visto, especialmente en los últimos cinco años», remata.

 

 

 

 

 

España comparte el lugar 52º de la clasificación con naciones africanas, latinoamericanas y de Oceanía. En los últimos años nos han adelantado países salidos del telón de acero, islas perdidas en mitad del Pacífico y naciones latinoamericanas. Portugal nos saca ya diez puntos. La República Checa, ocho. Eslovaquia y Lituania, cuatro. Uruguay, Tuvalu y Polonia, dos.

Entre los pesos pesados de la Unión Europea, nos encontramos por detrás de Alemania (17), Francia (22), Reino Unido (23) pero por encima de Italia (31), el único que se sitúa en la categoría de «parcialmente libre», a causa del monopolio televisivo que mantiene Silvio Berlusconi. Muy por encima están Holanda, Suecia y Noruega, que encabezan la tabla con 10 puntos. Siempre nos queda el consuelo de estar aún muy lejos de países como Rusia (81), China (84), Cuba (90) o Corea del Norte (97), donde se encarcela a los periodistas críticos.

Desde que se elaboró por primera vez la clasificación, en 1980, España nunca había estado al borde de caer a la categoría inferior. En 1994 se introdujo el sistema de puntos, cuya evolución cronológica refuerza la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor. España sumó 14 puntos en 1994, cuando Freedom House nos colocaba como una de las naciones más libres del planeta. Desde entonces hemos ido cayendo, con altibajos, hasta que en 2006 inició una etapa de declive constante.

«Creemos que es consecuencia de la crisis económica. Hemos visto cómo los medios de comunicación despedían periodistas, cómo cada vez hay menos profesionales y en peores condiciones. La industria mediática está disminuyendo y esto hace que los periodistas se vean obligados a callar, que les preocupe perder su trabajo. En muchos casos la situación conduce a la autocensura, a no cubrir ciertas noticias. Al mismo tiempo, la diversidad de opinión que ofrecen los medios de comunicación está disminuyendo», detalla Karlekar.

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