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Reproducimos aquí parte de un artículo publicado este domingo en ABC sobre el futuro del mercado audiovisual en España. Es interesante el análisis entre públicas, privadas y autonómicas.

Otro terreno pantanoso para el Gobierno de Mariano Rajoy: cómo evolucionará un sector audiovisual hipertrofiado, distorsionado por los competidores de titularidad pública y con malnutrición por la caída en picado de los ingresos publicitarios. Un futuro imperfecto determinado por el paso en pocos años del cero (o casi) a una multiplicación exponencial de la oferta que, sin embargo, solo es viable por la especialización y en manos de unos pocos operadores. Por eso se está certificando la asfixia de algunas televisiones de última hornada nacidas con una vocación generalista tan voluntariosa como inútil: frente a dos transatlánticos botados hace tres décadas (Antena 3Telecinco), en travesía junto RTVE y las autonómicas, no hay quien se lleve el gato al agua.

No sólo por la crisis; también por las limitadas dimensiones del mercado español y por las interferencias sobrevenidas: cuando aún no habían despegado los operadores beneficiarios de las primeras licencias digitales, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero auspiciaba la entrada en escena en 2005 de dos nuevos actores (La Sexta, de su amigo Jaume Roures, y Cuatro, resultado de permitir a Canal + emitir en abierto para aplacar los subsiguientes celos de Prisa). Dos aspirantes a codearse con las grandes que ahora sólo pueden sobrevivir como cadenas satélite: Cuatro ya fue absorbida por Mediaset España (Telecinco), mientras La Sexta, en palabras de conocedores del sector, «suplica “cómeme” a Antena 3 ». El consejero delegado de la joven cadena, José Miguel Contreras, lo expresa de modo mucho más contenido: «Nuevas fusiones no son inevitables, pero el modelo actual favorece un duopolio».

Ver resto del artículo original en ABC.

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