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“El periodismo atraviesa, en España, seguramente, el momento más difícil de su historia”, una crisis estructural a la que se ha sumado la financiera y que hace presagiar que este año, probablemente, no será mejor que el anterior, “pero sí se asentará un cambio de mentalidad que puede augurarnos que lo mejor está por venir”. Es la opinión expresada por Elsa González, la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) en Santander, donde hizo un detallado seguimiento de la situación por la que atraviesa el sector en el curso del acto de celebración de San Francisco de Sales.

“Crecerá, sin duda, el autoempleo, y se impondrá la marca, el sello del informador que se gane el respete del ciudadano. La especialización permitirá  obtener noticias novedosas y rigurosas”, afirmó González, quien advirtió que ya “no podemos contar con la protección del editor. El emprendedor debe abrirse camino sin ese paraguas con el que contábamos hasta ahora”.

Por ello, la presidenta de la FAPE anunció que el trabajo de la Federación caminará hacia la formación, el apoyo al emprendedor y, “lo más importante”, el fortalecimiento de la ética, porque “si perdemos la credibilidad dejamos de ser necesarios”. “Solo el periodista se responsabiliza de la información. Los cibernautas, blogueros y twiteros o quienes suben material a YouToube forman parte de este mundo de la comunicación, pero no de la información”.

González no se alejó de la autocrítica al reconocer que “seguramente fruto de las condiciones laborales extremas, ha florecido la debilidad ética y el prestigio del periodista se ha deteriorado”, y que existe “un periodismo mediocre, que propician algunas empresas”, con menos investigación, menos corresponsales, menos noticias diferenciadas y más labor de corta y pega. Por eso, “la clave está en la autorregulación de los medios”.

Para conseguirla, explicó, la FAPE ha creado una Fundación que ampara a la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología, “un órgano independiente que no está al albor político, que puede servir de revulsivo en el mundo de la información”.

Elsa González también advirtió en su discurso de las presiones que reciben los periodistas procedentes de los sectores políticos, económicos o de otra índole, y aseguró que el mayor enemigo de la independencia es el paro, aunque recordó que “gracias a los medios de comunicación se destapan corrupciones y afloran irregularidades”.

Tras señalar que en las empresas periodísticas sigue existiendo la discriminación (los puestos de directivos triplican a los de directivas en el sector), González finalizó su intervención asegurando que “de los periodistas, en gran medida, depende que la tecnología de la información logre un mundo mejor, más libre, más culto y más humano”.

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